JUANA DE LESTONNAC es una mujer que había aprendido a mirar con los ojos de Dios. Profunda conocedora de la problemática de su época, se deja afectar por ella y, lejos de paralizarse ante las dificultades, pone manos a la obra para buscar respuestas.
Hoy nosotros herederos de este patrimonio educativo queremos adentrarnos en los desafíos que, 400 años más tarde, este momento histórico plantea a nuestra misión en la realidad de España. Deseamos profundizar en esos retos, dejarnos afectar por ellos y seguir buscando caminos nuevos de respuesta.
La Compañía de María N. S., primer instituto religioso de carácter educativo para la mujer, fue fundado en Burdeos en 1607 por Juana de Lestonnac (1556 – 1640), sobrina del humanista francés Miguel de Montaigne.
El proyecto educativo de la Compañía de María, orientado a la formación integral de la persona, fue el resultado armónico de sus ricas experiencias personales, unidas a los principios de Montaigne y al método delprimer convento-escuela abierto en España fue el de Barcelona (1650), denominado por el pueblo ”La Enseñanza”, por la finalidad eminentemente educativa de la institución. Era la primera escuela de carácter formal para la mujer en España. A partir de entonces los colegios de la Compañía de María abiertos en España y en Hispanoamérica son conocidos como “La Enseñanza”.e la “Ratio Studio rum jesuítica.
La intuición educativa de Juana de Lestonnac se ha ido concretando a lo largo de la historia de formas distintas. La Compañía de María quieren realizar un servicio de interés público, abrirse a un diálogo con otras instancias sociales y colaborar en el proceso que ha de conducir a nuestra sociedad a encontrar su propia identidad cultural.
El día 7 de abril de 1607, el Papa Paulo V aprueba la Compañía de María. Se inicia la andadura, en la Iglesia, de la primera Orden religiosa apostólica femenina, dedicada a la enseñanza. Educar a las jóvenes, dotarlas de herramientas éticas e intelectuales que les ayuden a testimoniar su fe católica y su propio valer como mujeres, es su razón de ser.
El sueño de Juana de Lestonnac se transforma en un genuino Proyecto Educativo en el que ha sabido articular su intensa experiencia de vida con la diversidad de aportes de su época: El humanismo de Miguel de Montaigne, las audacias calvinistas en la educación de la mujer, la experiencia ignaciana y el sistema pedagógico de los jesuitas.
Hoy, cuatro siglos más tarde, nos encontramos con un Proyecto enriquecido por el paso del tiempo y por su inculturación en diferentes contextos.
Celebrar 400 años de presencia como Compañía de María en el mundo es toda una oportunidad para hacer memoria agradecida de nuestra historia educativa. Una historia que se ha ido tejiendo entre los avatares de cada tiempo y de cada realidad y que tiene como elemento vertebrador el deseo de dar respuesta, desde un estilo propio, a los desafíos que éstos van planteando.
Tener historia educativa, y una historia larga en nuestro caso, significa tener raigambre temporal, poder contar con vínculos que anudan nuestra existencia a una cadena de generaciones que lo han hecho posible; nos hace tomar conciencia de grupo, de Cuerpo. Significa además que contamos con la seguridad de que el estilo educativo de Juana de Lestonnac, los elementos fundamentales de su pedagogía, ya han sido ratificados por la vida.
Celebrar cuatro siglos de Compañía nos convierte en herederas y herederos de una historia que nos trasciende; nos sitúa ante la responsabilidad de acoger este legado inagotable y continuarlo, expresándolo de una manera siempre renovada; nos compromete a seguir enriqueciéndolo a través de ese acto creativo y creador.